Frente a las tasas de crecimiento exponencial en la producción no hay “revolución de la eficiencia” que aguante el tirón. No bastan las soluciones tecnológicas; hacen falta cambios económicos estructurales y cambios profundos de valores. Es decir, suficiencia y justicia además de eficiencia. El desarrollo sostenible no es un asunto de mejora incremental u optimización de lo existente: se trata de un salto cualitativo hacia otro orden socioeconómico y socioecológico.
J. Riechmann